TORTUGA BOBA
Caretta caretta
Soy Cabezona, una tortuga boba (Caretta caretta) posiblemente me has visto alguna vez en un acuario y por la tele. Últimamente se habla mucho de mí porque he decidido anidar en algunas zonas del litoral español. Soy un reptil, de la familia Cheloniidae, a diferencia de muchas otras tortugas, yo tengo la suerte de vivir todo el tiempo en el mar, excepto una vez cada 2 años que me acerco a las playas a desovar. Soy suuuuuper longeva, puedo vivir más de 50 años, pero tristemente vivo cada vez menos por culpa de algunas artes de pesca, plásticos errantes y otras fuentes de contaminación del Océano. Tanto es así que la UICN considera que mi especie está amenazada y en concreto su estado es el de vulnerable (VU).
¡Acompáñame por que hoy te voy a contar mi historia!
Mi caparazón es duro y es el segundo más grande del mundo (después del de la tortuga laúd). Destaca por tener 5 escamas alineadas en 3 filas (las cuales están numeradas en la ilustración). Su color oscila entre los pardos y los rojizos, con tonos más claros y amarillentos.
El caparazón mas grande conocido alcanzaba los 2m 13cm pero normalmente cuando somos adultas alcanzamos el metro/metro y medio. La parte superior del caparazón de las tortugas se denomina espaldar, y la inferior se llama plastrón.
Yo como todavía soy un bebé solo mido unos pocos centímetros, pero es sorprendente como puedo llegar a superar 60 veces mi tamaño cuando lleguo a la edad adulta.
Aunque en los dibujos animales veamos a las tortugas quitándose el caparazón, en la vida real NO ES ASÍ. El caparazón es una estructura derivada del esqueleto óseo. Quitárselo sería igual que quitarle a un humano su caja torácica (costillas, esternón…).
Desde el momento de mi nacimiento hasta la adultez mi caparazón no solo cambia de tamaño, también cambia de color Y FORMA. Cuando soy pequeñita tengo un color muy oscuro que me ayuda a intentar pasar desapercibida. Además mi caparazón es blandito y débil, muy vulnerable al ataque de cualquier tipo de organismo. En mi adolescencia paso por una etapa rebelde y me vuelvo algo «punki´´. Mi caparazón desarrolla unas aristas que pueden se más o menos llamativas. Y cuando siento cabeza, además de ser una enorme y majestuosa tortuga, mi caparazón se alisa y atempera como mi personalidad, sosegada y tranquila.
Caparazón blando
Caparazón con aristas
Caparazón grande (+120 cm) duro y liso
Sin duda el momento mas difícil de mi vida. Paso de estar calentita y agusto en mi nido rodeada de mis cientos de hermanas a la cruda realidad. Los nidos solo están a unas decenas de metros de el mar, que aunque parezca inmenso y tenebroso, me da más seguridad que la tierra. Pero hay mogollón de peligros acechando EXPRESAMENTE al momento de mi nacimiento. Desde cangrejos, y aves acuáticas, pasando por voraces peces. Por no hablar de mamíferos y otros impresentables ladrones de huevos que atacan los nidos y nos dejan si ninguna posibilidad. Rezo para que esté el mar tranquilo en mi nacimiento, ya que el oleaje nos puede escupir de vuelta a la tierra o batir fieramente provocando nuestra muerte. Esta etapa es tan dura que solo la mitad de nosotras sobrevivimos a los primeros días de nuestra vida.
Alcanzado el refugio del mar… empiezo a nadar, nadar y nadar hasta mar abierto. Días enteros nadando sin descanso, al borde del agotamiento. Mi primer sueño no llegará hasta que encuentre una balsa de algas u otros objetos flotantes. En mi caso, cuando encontré una balsa flotante me lleve una grata sorpresa. No solo estaba protegida al abrigo de ese entramado de fibras, sino que además habían tenido la misma idea un montón de bebés indefensos de otros animales: caballitos de mar, alevines, cangrejos, puestas de huevo, gambitas… Mmmmmm y hablando de gambitas, ¡la balsa era una fuente de alimento!. Albergaba todo tipo de pequeños crustáceos (lo único que puedo comer con mi pico poco formado). Una guardería en toda regla.
Es verdad que puedo nacer en cualquier sitio, pero es habitual encontrar nidos míos en zonas como Florida, Centroamérica o Japón. Lo que es verdaderamente impresionante son las ganas de viajar que me entran cuando voy creciendo. Me encantan los viajes en carretera, solo que en el mar en vez de autopistas tenemos corrientes, a mi me gusta mucho coger la Corriente del Golfo. Es una corriente muy calentita que apareció cuando se cerró el Itsmo de Panamá y es fundamental para procesos macroclimáticos de toda la Tierra, una buena carretera. ¡Si señor! Gracias a esta ruta maravillosa pude visitar Europa, todo un sueño, ir a un balneario a las Azores o hacer turismo por las Canarias. Incluso ver grandes maravillas como el arrecife de coral y visitar otros océanos aparte del Atlántico. Además experimenté endurecí mi caparazón y aprendí a comer cosas más duras que medusas y esponjas (caracoles, cangrejos, conchas…).
Déspues de 20 años visitando todo el mundo, creciendo y esquivando peligros, me entran ganas de trascender más allá de mi misma, tengo ganas de hacer mi propio nido, de tener mis propios bebés. Claro, para eso tengo que encontrar un macho que me acompañe en mi nueva aventura. Menos mal que las tortugas bobas estamos en casi en todo el mundo y aunque cada vez somos menos, seguro que encontraré una pareja para este año. Normalmente pongo el nido cada 2 años, pero lo mas increíble de todo es que después de tantas décadas y tantos miles de kilómetros recorridos, no sé como pero recuerdo perfectamente la playa donde nací. Y no puedo evitar soñar con que mis hijos nazcan también allí.
¿Qué como yo?
¡SI QUE PUEDES!
Cortesía de la Consejería de la Región de Murcia
Despliega para ver la respuesta
Puedo salir de mi concha cuando quiera.
Falso
Puedo recordar la playa donde nací.
Verdadero
La balsas flotantes de algas son guarderías para juveniles de muchos organismos
Verdadero
Paso el mismo tiempo en el mar que en la tierra.
Falso
La Corriente del Golfo es una corriente de agua fría.
Falso
La tortuga boba solo nace en Centroamérica
Falso
Cambiamos la forma de nuestro caparazón a lo largo de nuestra vida.
Verdadero
La parte de arriba de nuestro caparazón se llama plastron
Falso
Normalmente pongo los huevos cada 2 años
Verdadero
Javier Mugueta Sanz
Instagram: @javiermuguetailustrador